Un adiós a nuestro estimado Padre Vicente



“Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mi, aunque allá muerto viviría” Jn. 11,25
En el día del Señor, nuestro P. Vicente, ha marchado a la Casa del Padre, donde goza ya de su presencia.
Nos ha dejado así, de manera callada, sin apenas darnos tiempo de nada, “ no quería dar trabajo" solía decir. Era el Padre de la casa, pues han sido cuarenta y un años residiendo y compartiendo con nosotras  nos deja un gran vacío.A lo largo de estos años, con salud mermada  ha presidido todas las entradas de nuestras hermanas más jóvenes, y ha concelebrado en todas las profesiones desde la inauguración de nuestro añorado noviciado. Como capellán de nuestro centro, siempre ha estado disponible para todos los actos litúrgicos, para escuchar a los residentes y atenderlos. Con el estaba cubierto todo el servicio religioso, siempre y con sus chascarrillos que nos hacían reír, pero ya le conocíamos.

Plenamente integrado con nosotras y con la parroquia, nunca dijo no a cualquier servicio que le solicitaban, se sentía carmelita de verdad,así lo manifestaba “nosotros las carmelitas".
Nos quería éramos su otra familia y le queríamos, por su entrega, nobleza, disponibilidad, escucha, sus pequeños detalles, su agradecimiento a todo  y a todos, la eucaristía, las acababa “gracias por su asistencia".

Echaremos en falta sus frases “hoy es…..para todo el dia""shsss… pero este tío", “pasen un buen domingo, coman bien y no se atragante” o tantas otras.
Ha superado batallas en su delicada salud- trasplante de riñón, rotura de fémur, hombro, la hernia, cáncer de piel- todo lo superaba con sus medicinas naturales- sus famosos ajos, arcilla, etc.- pero en esta Dios le ha llamado a su lado.
Nos deja un gran recuerdo, testimonio y servicio, lo hemos sentido muy nuestro.
Padre Vicente, ruegue por esta congregación que tanto quería….







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